Por Gustavo De Francisco
El mundo previo a la pandemia se caracterizaba ,entre otras cosas,por su altísimo nivel de concentración de la riqueza por un lado y los cada vez mayores niveles de desigualdad por el otro.
A poco más de un año de iniciada la pandemia global los datos observables nos permiten hablar de una aceleración de esas tendencias.A esto se suma, en una relación directa con lo dicho anteriormente que la vida y la salud de miles de millones de personas se encuentra condicionada por la gigantesca concentración de riqueza y poder a nivel global.
Un reducido núcleo de empresas farmacéuticas controlan las patentes y la producción de las vacunas, a las cuales se suma, en un escenario de fuerte competencia geopolitica el poder científico y tecnico de Rusia y China, dónde los desarrollos de la vacuna se han generado de la mano del estado.
Este desigual esquema de producción tiene como reflejo el desigual proceso de distribución y vacunación a escala global. El 80 por ciento de las dosis de vacunas producidas hasta el momento están en manos de los países ricos, accediendo de un modo limitado los países medianos como el nuestro y sin ningún acceso los países pobre. Este es el contexto.
En este escenario, nuestro país anunció que comienza la producción propia de la vacuna Sputnik V, por via del Laboratorio Richmond, empresa privada que ha recibido un fuerte apoyo económico estatal, tanto durante el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner como en el de Alberto Fernández. De hecho,la ampliación de la planta donde se producirá la vacuna fue en 2011 durante la presidencia de Cristina. Decía en aquel momento nuestra presidenta que la Argentina siempre ha sido distintiva en la calidad de sus recursos, en física, en química ,en ciencias,y que teníamos que seguir apostando a eso.
Diez años después Argentina se transforma en el primer país de Sudamérica en producir la vacuna contra el coronavirus. No fue magia, son políticas de estado que sostienen y articulan con quienes invierten en el futuro. Por otro lado, la producción local de la SputnikV es consecuencia de una alianza estratégica que impulso y desarrolló Cristina y hoy es continuada por Alberto Fernández.
Resumiendo, nuestro país, en el marco de una escasez mundial de vacunas va en camino de transformarse en un nodo productor y proveedor de la misma como consecuencia de la relación virtuosa y complementaria de una política exterior autónoma y multipolar ( misma política exterior que le permite hoy situarse entre los primeros 15 países que más han vacunado a nivel mundial ) y una política de apoyo constante a la ciencia y la tecnología, es ,a fin de cuentas lo que en mí barrio llamamos Peronismo.





















